No obstante, estas mismas tierras generosas de Sicilia y sus buenos
vinos se convirtieron en una amenaza. A partir del periodo romano
la isla jamás volvió a ser autónoma, y pasó a ser un territorio del
imperio de turno; por ejemplo, entre los siglos XVI y XIX Sicilia fue un
virreinato del imperio español. La isla fue usada como fuente de
trigo, vino, aceite y frutas para otros [1]. A fuerza de explotación y
poca innovación, Sicilia y sus vinos cayeron en un letargo, con
fugaces momentos de lucidez, en los casi quince siglos que
siguieron a la caída de Roma.
En los siglos XIX y XX, el vino siciliano experimentó momentos
paralelos de protagonismo y sumisión. Por un lado, la producción y
exportación de vinos de Marsala y Mascali a Europa del norte y Norte
América revivió por un tiempo el antiguo nombre de la isla y sus
vinos y, en contraste, el uso del vino siciliano para ensamblajes con
vinos del norte de Italia, contribuyendo solo a la reputación de los
segundos, mantuvo a Sicilia y a sus uvas en la sombra. Pero el
emprendimiento y la innovación hacen parte del suelo y del espíritu
de Sicilia y estos empezaron a despertarse desde finales del siglo XX
hasta nuestros días. El trabajo se centró en reconocer y desarrollar
el potencial de las uvas propias de Sicilia y luego dejar que el terroir
hablara en el vino [1].
En especial hay una uva tinta que ha sido protagonista en el
renacimiento de la reputación del vino siciliano y, curiosamente, su
origen está rodeado de misterio. La uva se conoce con el nombre de
Nero d’Avola (Fig. 2). Esto significa la uva negra de Ávola. Ávola es
un pueblo en la costa oriental de Sicilia. Lo curioso es que el nombre
oficial de esta variedad no es Nero d’Avola, sino Calabrese. ¿Por qué
Calabrese? El nombre Calabrese significa “que viene de” Calabria, la
parte de la bota itálica que esta frente a Sicilia (Fig. 3).
Lo más probable es que Calabrese, o sea Nero d’Avola, si sea
siciliana. Las descripciones del botánico Cupani [3], en el siglo XVII,
de las vides sicilianas indican que si es una variedad muy antigua
cultivada en la parte oriental de la isla desde tiempos ancestrales. El
enigma del nombre Calabrese se resuelve al mirar otro nombre
todavía más antiguo de esta variedad: “Calaurisi”. Con un poco de
imaginación se puede ver que con el tiempo la palabra Calaurisi se
haya transformado en Calabrese, creando la sugerencia de origen
calabrés de la que ya hablé.
Para seguir atando cabos, el cambio de “uva” de Ávola a “nero”
d’Avola puede explicarse por la costumbre italiana de llamar a las
uvas tintas como Nero, Nerello o con otras palabras que hacen
referencia al color negro, por ejemplo, bruno o brunello (brunello es
uno de los nombres de la uva Sangiovese). Pinot Noir en italiano es
Pinot Nero y el nombre de la uva tinta austriaca Blaufränkisch, en
algunas partes de Italia es traducido como Franconia Nera.
La primera etapa consistió en el aprovechamiento de los vinos tintos
de Nero d’Avola, y de otras tintas sicilianas, para dar color e
intensidad de sabor a vinos hechos en el norte de Italia y otras zonas
de Europa. Esto ocurrió en el siglo XIX y parte del XX. Casi todo el
vino siciliano que salía de la isla era en volumen y para ello se produjo
gran cantidad de uvas a costa de su calidad. Esta practica solo
reafirmó la generosidad de la tierra siciliana. Incluso se pensó que
para aprovechar esa generosidad se podrían cultivar y vinificar uvas
del norte de Italia —por ejemplo, las piamontesas Barbera y
Nebbiolo— en Sicilia misma. Los experimentos que se hicieron
dieron —como era de esperarse— resultados poco alentadores. La
conclusión desde el punto de vista de la industria vitivinícola italiana
de la época fue, sigamos apoyándonos el vino de grandes
volúmenes de Sicilia y basta [1].
La segunda etapa comenzó en el último cuarto del siglo XX. Para
esta época la idea de producir y exportar vino en gran volumen no
era atractiva para jóvenes y emprendedores viticultores sicilianos,
ellos reconocieron la posibilidad de éxito haciendo vinos de calidad
con uvas internacionales como Merlot, Cabernet Sauvignon, Syrah y
Chardonnay. Estas variedades comenzaron a ser plantadas en la isla
y a ser vinificadas con atención. En la mayoría de los casos los
estilos de estos vinos buscaron lograr el perfil de moda de la época
con fruta opulenta matizada con notas cremosas de roble y muchos
casos los vinos fueron exitosos. Gracias a ello Sicilia comenzó a
brillar con luz propia [1,4].
La tercera etapa comenzó en siglo XXI y es el resultado tanto de la
confianza ganada con la experiencia del cultivo y vinificación de uvas
internacionales como del propósito de trabajar con uvas autóctonas.
En este momento los viticultores y enólogos ya buscaron vinos que
mostraran el verdadero espíritu de Nero d’Avola según el terroir (Fig.
4).
Sicilia es una isla, pero varía en sus suelos y microclimas. El oriente
de la isla está dominado por el volcán Etna con suelos volcánicos y
gradientes de altura, en el sur-oriente, —zona de Siracusa y Ávola—
el suelo es volcánico y de limos con poca elevación e influencia
marítima y en el occidente de la isla, hay un juego de montañas,
valles y línea costera con microclimas variados. Por ejemplo, en los
montes Sicanos (Fig. 3) el suelo es de piedra caliza —rica en
carbonato de calcio— que viene de los corales y conchas de
moluscos marinos prehistóricos. La altura también forma
gradientes climáticos. En cada una de estas zonas las vides reciben
el aporte particular del suelo y las uvas los expresarán de forma
diferente.
En cada nueva añada de los vinos de los Di Giovanna vemos como
estos van reflejando más y más su terroir. Nos entusiasma trabajar
con bodega como Di Giovanna, porque no es estática y porque poco
a poco va aportando a la nueva identidad de los vinos de la generosa
tierra siciliana.
[2] D’Agata I. Italy's Native Wine Grape Terroirs. Nero d’Avola (Calabrese).
University of California Press. 2019.
DOI: doi.org/10.1525/9780520964778-034
[3] Carimi F, Mercati F, De Michele R. et al. Intra-varietal genetic diversity of
the grapevine (Vitis viniferaL.) cultivar ‘Nero d’Avola’ as revealed by
microsatellite markers. Genet Resour Crop Evol. 2011. 58, 967
DOI: doi.org/10.1007/s10722-011-9731-4
[4] Asimov E. Peaks and Valleys of Nero d’Avola. Wines of The Times. The
New York Times. Enero 8. 2015
www.nytimes.com/2015/01/14/dining/wine-review-nero-d-avola.html